La situación actual de las disciplinas científicas ofrece un desafío histórico para la relación entre el saber y el diseño. En 1960, la época de las primeras innovaciones hacia una tecnología de los genes y la biotecnología, se proclamó la apertura de un nuevo campo de la física. En 1959, Richard Feynman presentó un programa cuyos efectos vivimos actualmente como nanotecnología. Uno de sus aspectos interesantes fue la miniaturización del campo visual relacionada con el mundo nano. Podemos invertir las lentes del microscopio para reducir igual que para ampliar. Ese énfasis en la fuerza de la visualización, en ver cómo algo está organizado, fue un aspecto importante para el desarrollo de esa nueva ciencia.
Así, el científico como observador de los elementos de la naturaleza se convierte en un diseñador de algo que antes no existía. Lo que significa una revolución científica es ese giro del análisis del mundo natural a la síntesis, al diseño que se esconde detrás de lo que se llama nanotecnología. Esto no es simplemente un salto de escala, del mundo “micro” al mundo “nano”, sino un salto cualitativo que transforma el campo de las ciencias naturales. Esta situación puede definirse como un desafío que permite la reestructuración del saber científico relacionado con un nuevo papel del diseño, como fuerza integradora de diferentes disciplinas científicas, algo que podríamos llamar design turn: un nuevo orden interdisciplinario del saber, donde el diseño es una plataforma integradora de las disciplinas universitarias. A esto se le suma la imagen como interfaz gráfica activa que funciona como modelo de este nuevo orden del saber contemporáneo.
Estas reflexiones resultan del trabajo del laboratorio interdisciplinario Imagen Conocimiento Gestaltung y de la maestría argentino-alemana Open Design que se realiza en simultáneo en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Humboldt de Berlín. En esta misma universidad, se lee una inscripción de Karl Marx: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, ahora se trata de transformarlo”. Esta tesis que tomó de Feuerbach sirve para ilustrar el desafío que significa el design turn. Ese giro del análisis, de la mera interpretación de lo existente a la transformación y al diseño del mundo, es también a lo que refería Feynman, cuando abrió una nueva etapa en el control de las cosas a escala mínima. La vieja distinción entre artefactos y materiales naturales ya no sirve para definir el futuro de nuestros objetos.
El design turn conlleva una estrategia abierta y consciente a través del análisis y la experimentación. En este caso, la zona de intercambio entre las disciplinas no necesita un lenguaje común, como fue la presuposición del linguistic turn en el que el texto, como espacio común, permitía la coherencia de los diferentes conocimientos científicos. Así como el iconic turn en el que la imagen, como visualización, reunía conocimientos dispersos en un solo medio. Sin embargo, siguiendo a Peter Galison, el design turn podría decirse que no es un lenguaje común ni una visualización que interactúa entre los diferentes conocimientos. Más bien, es un proceso integrativo y heterogéneo que resulta en un nuevo objeto, dispositivo o procedimiento.
En este sentido, el design turn permitiría reestructurar el saber universitario de la siguiente manera:
En el Centro Hermann von Helmholtz desarrollamos, junto con Horst Bredekamp y diferentes investigadores, el laboratorio Imagen Conocimiento Gestaltung. Allí, la experimentación se realiza con una estructura matriz que no funciona a través de prácticas burocráticas y jerárquicas, como sucede en las empresas, sino por las interacciones entre los investigadores. La estructura matriz del laboratorio fomenta la producción de una red sin individuos que controlen el conocimiento complejo. En cambio, este queda a cargo de la red de interacción, que formará la trading zone del diseño: un espacio de intercambio sin un centro específico. Esto significa un nuevo desafío para los actores individuales.
Como resultado de esta perspectiva, en 2014, se fundó el Centro Internacional de Diseño del Conocimiento “Tomás Maldonado”, como parte de los centros de investigación básica de ciencias naturales del Polo Científico Tecnológico de Buenos Aires y del Open Design, ambas iniciativas abocadas de lleno al diseño interdisciplinario.
Después de las experiencias elaboradas en Alemania, en las escuelas Bauhaus y Ulm, o en los Estados Unidos, en los Media Labs, donde ya se intentó la creación de un espacio común para el diseño del saber, vivimos un momento excepcional que podríamos llamar design turn. En los Media Labs la plataforma común de la computadora se esconde cada vez más en sí misma, lo que resulta en cada vez menos posibilidades de transformar la caja negra del hardware y software. Ese es un espacio abierto para el diseño interdisciplinario. Parece que no son los medios técnicos los que permiten establecer este espacio común, sino las prácticas del diseño que servirán para integrar los diferentes componentes del proceso de producción del conocimiento.
La versión original de The Design Turn. Una revolución científica en el espíritu del diseño, en Revista KEPES, 6 (enero-diciembre, 2010), año 7, pp. 61-78.