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Colores para la cultura, el cine y la tecnología

La revista francesa inspirada en la trilogía de Krzysztof Kieslowski, TROISCOULEURS, completa ya más de una década dedicada a analizar la complejidad de los fenómenos culturales a través del cine

Publicado en diCom 2018

TROISCOULEURS, Nº 160, mayo-junio 2018

Enmarcada en una triada conceptual, en 2002 se imprimió el primer número de TROISCOULEURS, la revista francesa que analiza la complejidad de los fenómenos culturales bajo la triple mirada de la cultura, el cine y la tecnología. Inspirada en la trilogía cinematográfica del director polaco Krzysztof Kieslowski —Bleu, Blanc, Rouge (1993)—, la publicación llega a lectores tan diversos como al público de una sala de teatro. A diferencia de lo que sostenía su mentor, la idea lapidaria y pesimista “Vivimos en un mundo que no sabe plasmar su propia idea”, TROISCOULEURS no sólo plasma una visión independiente de la cultura, sino también fortalece una relación epistolar con sus lectores que apunta a compartir un enfoque distinto sobre la forma de hacer y ver el cine. Todos los meses, esta revista gratuita imprime 120 mil ejemplares y cuenta con el apoyo de MK2 Agency, que quiso sostener la misma apuesta que tuvo el Grupo MK2 cuando en la década de los noventa produjo TROISCOULEURS: alejarse del circuito comercial y acercarse a la crítica cinematográfica para convertirse en el punto de partida de una exploración nueva sobre las realidades sociales y culturales existentes.

Como explican sus editores, número a número hay un acuerdo tácito con los lectores, ellos ya saben que cuanto más le gusta una película a la redacción, más espacio se le dará en la revista. Probablemente, el número tres fue el que definió la historia de TROISCOULEURS. La primera y más obvia asociación fue con Bleu, Blanc, Rouge, una de las películas más celebradas de la historia del cine occidental de los últimos años. Sin embargo, la idea fue más allá de Kieslowski. Siguiendo el concepto de los tres colores, tres son los enfoques de la revista —cultura, cine y tecnología—, tres es el número de veces que ha cambiado su identidad visual y tres son los pilares del Grupo MK2: producción, distribución y exhibición. Finalmente, tres fue el número de pantallas que en 1974, Marin Karmitz —fundador de MK2— instaló en la Sala 14-Juillet Bastille, futura MK2 Bastille, en el corazón de un barrio parisino donde no existía el cine de autor internacional, salvo por las esporádicas proyecciones de películas pornográficas y de karate.

TROISCOULEURS además de publicar piezas elaboradas por sus lectores, es una plataforma de transmisión de videos de conciertos, entrevistas y documentales relacionados con el cine internacional, decisiones editoriales que la han llevado a convertirse en un sitio de referencia. Actualmente, está estructurada en cinco secciones: 1. Popcorn: L’info ciné à grignoter. Aquí se esbozan las principales noticias culturales de la prensa internacional y se presentan nuevas figuras y personajes del entorno cinematográfico. 2. Bobines: Tronches et tranches de cinéma. Se ocupa de los archivos de la revista y los trabajos de investigación: encuestas, entrevistas, retratos y reseñas que muestran a los lectores las claves para descubrir las mejores películas del mes y para comprender los problemas que están sacudiendo al mundo del cine. 3. Zoom Zoom: Les films du mois à la loupe. Una guía práctica y cinéfila de todos los estrenos. 4. Off: Ceci n’est pas du cinéma. También es una guía, pero de eventos recomendados por la redacción por fuera de la pantalla: ¿qué leer? ¿qué escuchar? o ¿dónde cenar después de un espectáculo? 5. Coul’kids: Le TROISCOULEURS des enfants. Este espacio está dedicado a leer en familia y a mantener a los chicos ocupados de manera inteligente, es decir, no sólo se ocupa del cine y de la cultura para los más pequeños, sino que incluso, los entrevista.

TROISCOULEURS construye su propio mundo, entre imágenes y escritos, con una exquisita curaduría editorial. Circula por París en doscientos cincuenta espacios dedicados a la cultura y todas sus ediciones se pueden consultar en línea: ¡una noticia fantástica para todos los que queremos acceder a sus archivos! Aunque por ahora, tendremos que saber algo de francés.