El diseño actual de los libros de texto escolares argentinos es consecuencia de los cambios acontecidos en la industria textera entre 1990 y 2005. Tres fueron los acontecimientos más relevantes en este período: la reconversión del sistema productivo basado en la fotocomposición al de autoedición, la promulgación de la Ley Federal de Educación (Nº. 24.195) y la crisis político-económico-social de finales del año 2001. Las repercusiones de estos hechos son evidentes cuando se pone el foco en la relación libro-usuario. Demostraremos que los libros de texto escolares son diseñados para satisfacer las demandas de los docentes y no la de los alumnos, y que es necesario abrir el debate sobre la dicotomía que parece manifestarse en el libro de texto actual: ser mercancía y la vez una herramienta para el aprendizaje del alumno.
Nos preguntaremos sobre si el diseño responde a ambas problemáticas y si es posible compatibilizarlas. Los alcances de esta discusión nos llevará a preguntarnos acerca del lugar que ocupa el diseñador como actor (¿para qué se lo convoca? ¿cuál es su rol?) y el diseño como disciplina, en este circuito productivo. Esta perspectiva, además, nos permitirá comprender la necesidad de proponer un abordaje pluridisciplinar en el ejercicio de la profesión.
Este texto corresponde a la síntesis de la Tesis de Maestría realizada para la obtención del título de Magíster en Diseño Comunicacional.