Vivimos en una sociedad de consumo, en ella, los individuos son a la vez proveedores y consumidores. El ser humano es un ser carente. No sólo requiere cubrir sus necesidades básicas, si no que demanda bienes y servicios para atender necesidades creadas por su entorno. Estas nuevas necesidades son resultado de sus apegos personales, sus sueños de grandeza, sus anhelos de competencia y de sus necesidades de pertenencia gremial y posición social.
La oferta de bienes y servicios en el entorno global crece en forma exponencial. El consumidor se siente abrumado al momento de seleccionar ya que dispone de recursos limitados, por tanto, en su condición de ente racional, consulta opiniones, pide asesoría, demanda información y analiza alternativas procurando adquirir lo que para él representa la mejor respuesta a sus necesidades.
Aquí reside la oportunidad para el comunicador gráfico, que reconoce en el packaging, las ventajas de ser un objeto-producto y además, conoce e interpreta sus lenguajes. Mayor es su oportunidad, cuando analiza las emociones del consumidor y en respuesta genera la planificación estratégica de comunicación para crear reacciones motivacionales que proporcionen la sensación de completud en el consumidor y resulten exitosas para las empresas que buscan tener éxito en el mercado.
Este texto corresponde a la síntesis del Trabajo Final Integrador realizado para la obtención del título de Especialista en Diseño Comunicacional.