En el marco del último seminario que impartimos en diCom, Arte, Diseño, Medios audiovisuales1, durante el año 2017, incluimos por primera vez en el programa la problemática del «libro de artista».2 Considerando la producción con los medios audiovisuales, desde las instancias del diseño y la práctica artística, se presentó una praxis que resulta de combinar la fotografía, el video, los aparatos portátiles, locativos, interactivos y la instalación con el diseño editorial. Es decir, pensar el soporte del papel y sus posibilidades expresivas.
Esta sesión —a cargo de la profesora Mariel Szlifman—, incluida en la última edición del seminario de diCom, proviene de la praxis que venimos desarrollando hace más de una década en la materia electiva Diseño Audiovisual.3 Es hacia el final de la cursada, y a partir de una serie de preentregas, que el alumno debe pensar cómo sortea toda una serie de obstáculos propuestos: técnicos, expresivos, narrativos, autorepresentativos, para el diseño de un objeto audiovisual y editorial. Esto se aplica al ámbito del espacio urbano y su contexto que deben ser representados a través de las diversas máquinas semióticas. Con este objetivo, se debe pensar una puesta en escena del yo, considerando la vertiente del autorretrato, para una narrativa cercana al género ensayístico. Esta praxis se concreta a través de una serie de problemáticas que se presentan como dificultades a sortear a lo largo del proyecto. A diferencia de otras instancias de trabajo dentro de la Carrera de Diseño Gráfico, queda claro que no se trata de una propuesta que apunte a diseñar para otros, no se trata de un diseño funcional, ni de un diseño que resuelva un problema de comunicación para terceros. Se busca desarrollar una obra metareferencial que se presenta como un atlas personal. En otras palabras, una forma de pensar las relaciones entre práctica, teoría y pensamiento a partir de un partido conceptual que vincula el arte con el diseño y con la narrativa del yo como forma ensayística.
Como resultado de esta propuesta implementada en nuestra materia Diseño Audiovisual, presentamos en el seminario una serie de obras que venimos acompañando a lo largo de los años. En particular, analizamos dos trabajos recientes que se destacan por superar esos obstáculos planteados. Comenzamos por el caso de Heterotopías urbanas de Augusto Daniele (2016).4 Un trabajo que pone en crisis la noción original de flâneur proveniente de la lectura urbana de Baudelaire sobre el París del siglo XIX.5 Ya inmersos en este final de la segunda década del siglo XXI, el paseante urbano se enfrenta a nuevos entornos de un paisaje mediático que opera como extensión del cuerpo humano. La obra de Daniele (figuras 1 y 2) propone un mapeo corporal y móvil por la ciudad de Buenos Aires. Su propuesta pone en relación la idea de habitar los imaginarios y vestigios urbanos a partir de la metadata —datos sobre datos— que surge de estos trayectos y que opera como información de diseño. Textos, imágenes, sonidos son combinados en un espacio virtual y físico a través de la manipulación del medio y diferentes softwares. Así es como la obra explora las fronteras entre lo analógico y digital, la relación del cuerpo con el tejido urbano y la mediación tecnológica a través del uso del teléfono celular como medio locativo.
Por su parte, la pieza Conocer, registrar, recordar de Daniela Potente (2017)6 es un proyecto que se presenta bajo la forma de ensayo fotográfico y de escritura. Es a partir del diseño de un libro de artista que la autora despliega diferentes objetos en el espacio: objetos de archivo, fotografías, cámara, textos, mapas (figuras 3 y 4). En este caso, el relato surge de la manipulación del archivo y la historia personal que son los «obstáculos» y la pulsión que le permite diseñar una nueva narrativa. La propuesta parte de la acción de recorrer el paisaje urbano a través de una cámara para buscar los vestigios de un familiar que ya no está presente, la cual se continúa en una compleja manipulación en la etapa de posproducción. Se trata de recombinar esas nuevas imágenes a partir del desmontaje de los archivos preexistentes.
Los raccontos del pasado se resignifican con la experiencia personal de revisitar aquellos relatos y sus locaciones, para diseñar un nuevo objeto artístico. Esto implica representarse como figura introspectiva casi existencial, una rareza en el campo del diseño que suele elidir estos aspectos de autorepresentación.
La serie procesual de preentregas pautadas se continúa con las devoluciones comentadas como forma de un guión que culmina con la entrega final. En esa instancia es donde se piensa el montaje de la pieza como parte de la presentación que debe realizar el autor a partir de un pitch que expone las líneas de fuerza del proyecto exhibido. Esta alocución es breve porque el verdadero discurso se ha venido desarrollando a lo largo de las sucesivas entregas y las correspondientes devoluciones. Fue en esa instancia que se trabajaron las diversas pautas que fueron dando forma al trabajo. Partiendo de las dificultades planteadas como fue el caso de definir el partido conceptual, interpretando el material teórico; delimitar el recorrido urbano elegido pensado desde zonas significativas de tópicos o territorios; justificar el uso de la máquina audiovisual considerando sus especificidades técnicas. Fue condición pensar cómo el objeto de diseño resultante debía dialogar con un ensayo monográfico sobre la estructura expresiva, formal y narrativa de la obra.
Creemos que el diseño audiovisual se define y toma forma cuando el alumno piensa el concepto y su concreción en cada parte de un work in progress, a partir del partido conceptual aplicado, la relación continente-contenido, lo objetual, el lenguaje visual, las estrategias materiales, los recursos gráficos utilizados, culminando en su formato «expográfico». Si implícitamente el diseño utiliza obstáculos, es necesario pensarlos desde una perspectiva en que el audiovisual opera de manera significativa convirtiéndose en una problemática más de diseño. Explicitarla en un instructivo metodológico, o en pautas de pensamiento, alcanza una lógica editorial que recurre al libro de artista. Un bookwork7 no es solo para leer, sino un espacio donde el diseño implica ponerse en escena como autor. Es decir que el audiovisual se combina con el diseño gráfico editorial para un objeto final resultante que no responde a ningún designio funcional. Es así que este proceso híbrido culminó, una vez vencidos todos los obstáculos, en una pieza de diseño artístico.
Así es como una serie de trabajos surgidos de estos procesos fue expandida hacia el espacio expositivo con obras que reflexionan sobre el «Libro de artista» como praxis, resultado de la combinatoria entre el diseño y al arte audiovisual. De aquí presentamos la exposición colectiva LIBROS DE ARTISTA. Ediciones expandidas: del objeto a la instalación8 (figura 5) que plantea diferentes propuestas artísticas que van desde libros, objetos y ambientaciones hasta instalaciones como posibles respuestas a la problemática del libro de artista expuesto. ¿Cómo se presenta el «Libro de artista» en el espacio expositivo? ¿De qué forma se apropia de la sala de arte y su arquitectura? Así es como los artistas y diseñadores seleccionados en esta curaduría9 proponen diferentes apropiaciones del espacio, para una reflexión de la cuestión expositiva del libro, considerando también la narrativa, el medio utilizado y el lugar del espectador. De esta manera, se pone en juego la mirada, el cuerpo, la manipulación de los objetos y el diseño de un espacio y tiempo específicos. Las obras se dividen en tres tópicos: autorretratos, cartografías urbanas y cinegrafías, y se presentan en diferentes formatos de exhibición para el diseño de la imagen y la palabra en el espacio de arte.
La exposición se completa con el proyecto editorial titulado El nuevo arte de diseñar libros.10 Una publicación original que aborda este género del bookwork desde una mirada combinada entre diseño y arte. Esta publicación considera y analiza el soporte libresco a partir de su praxis, incorporando puntos de vista de académicos, artistas y diseñadores. Entendemos este proceso de apropiación del género «Libro de artista» como un medio de expresión en expansión, en su historia y posibles desarrollos en el siglo XXI, como parte de una producción audiovisual y de diseño comunicacional.