Del darwinismo social a la selección natural de los objetos. Wagensberg y la biología de las formas

La rebelión de las formas o cómo perservar cuando la incertidumbre aprieta de Jorge Wagensberg (Tusquets Editores, 2004) es un libro que se pregunta por las formas del mundo material. Así lo explica el profesor Guillermo Bengoa que en su seminario Cinco enfoques sobre los objetos, plantea la tesis de Wagensberg sobre las formas que habitan el mundo: ¿por qué hay objetos que permanecen y otros que no? Wagensberg (1948) es doctor en física y profesor en la Universidad de Barcelona, después de haber dirigido durante quince años un Museo de Ciencias en la misma ciudad. Su planteo, apunta Bengoa, descubre cómo evolucionan los objetos y a partir de observarlos en su museo se propuso montar una exposición sobre la naturaleza y su morfología. Para empezar, Wagensberg encontró un piedrita con forma de letra “A”, aunque nunca pudo hallar, por ejemplo, una con la de la letra “R”. La evidencia lo llevó a cuestionar por qué había formas más frecuentes en la naturaleza y otras que nunca aparecían.

Esa fue la idea del libro, sugiere Bengoa, algo así como una excusa para plantear la “selección” —retomando la idea del darwinismo social y de las especies— de los objetos. Su tesis afirma que lo que existe en el mundo natural, existe porque ha superado “algún tipo de selección”. Y no se trata solo de la selección natural que propuso Darwin, sino de la propia selección material: algo está en el mundo porque cumple la función para la cual está hecho y ha sido ideado de la mejor manera posible. Para llegar a esta idea, Wagensberg estudió tres estados evolutivos: la permanencia, la adaptabilidad y la creatividad. A eso le agregó tres cuestiones más: la materia (la realidad), la vida (que modifica la realidad) y la inteligencia (que anticipa esa realidad). En base a esto, dice Bengoa, Wagensberg elaboró su abordaje biologicista para explicar la forma de las cosas que habitan el mundo.